Los seguidores habituales de mis sílabas, saben que no suelo poner entradas tipo diario, pero es que esto se lo merece (al menos desde mi punto de vista). El lunes pasado me invitaron a una recepción en el consulado italiano de Madrid (bueno, a mi pareja, pero me llevó...) y fui. Pero antes de llegar a la puerta estuve todo el día pensando en que ropa ponerme, porque no estoy nada a costumbrada a ese tipo de eventos. Preguntando a unos y otros llegué a la conclusión de que algo elegante, aunque daba un poco igual si era largo o corto (porque era a las 8 de la tarde). Asi que al final me planté un vestido largo verde abierto por delante. Dicho así no parece muy bonito, pero lo era (lo es). Cuando llegamos a la puerta de entrada me arrepentí, porque parecía que los invitados iban menos arreglados, incluso había una chica en vaqueros y camiseta de algodón.
Nada más atravesar la verja que delimita los jardines del Palacio de Sta. Coloma nos ofrecieron copas de champagne (italiano, o sea, frisante). Luego atravesamos el suelo de marmol del hall principal, y nos encontramos a la derecha unas escaleras. Y al final de las escaleras nos esperaban los cónsules, el embajador y dos personas más a las que no conocía. Al llegar a su altura hubo que efectuar el rito del besamanos, tu pasas y saludas a los anfitriones "Buona sera" a la par que estrechas su mano. Si les hubiera conocido, quizá hubiera sido un saludo más efusivo, pero eran extraños para mi.
Cuando todo el mundo llegó y saludó, el coro de la escuela italiana cantó el himno de Italia. Y luego dieron varios discursos: el cónsul, el embajador, una mujer italiana premiada porque después de haber pasado muchos años en España era una figura del flamenco,... La verdad, es que no sé muy bien lo que dijeron, porque fue en italiano casi íntegramente y porque estábamos en la terraza. Una maravillosa terraza que da a la calle Agustín de Bethancourt. Allí vi a Mercedes Milá.
Tras un montón de aplausos, llegó la hora de la comida: un montón de especialidades italianas, pero una barbaridad: Prociuto de parma, otros embutidos, brochetas de marisco, raviolis, pollo, brochetas de ternera, queso (de 6 o 7 tipos, incluyendo parmesano), salmón, y dulces. Todo regado con vino blanco, rosado, tinto o agua. Lo que pude comer... Pero era impresionante como sacaban más bandejas a medida que las primeras se iban terminando...
Y luego, oh sorpresa, pusieron música estilo discoteca. Empezaron con clásicos italianos como "volare, cantare", para luego poner música actual (e incluso algo de pachangueo). Era divertido ver a la gente "tan formal" bailar y al final me animé, me uní a un grupo de italianos que no conocía de nada y allí estuve bailando con ellos.
Lo que empezó siendo aburrido y que daba un poco de vergüenza, terminó siendo una noche super-divertida. Lástima que fuese lunes, que si no...
Nada más atravesar la verja que delimita los jardines del Palacio de Sta. Coloma nos ofrecieron copas de champagne (italiano, o sea, frisante). Luego atravesamos el suelo de marmol del hall principal, y nos encontramos a la derecha unas escaleras. Y al final de las escaleras nos esperaban los cónsules, el embajador y dos personas más a las que no conocía. Al llegar a su altura hubo que efectuar el rito del besamanos, tu pasas y saludas a los anfitriones "Buona sera" a la par que estrechas su mano. Si les hubiera conocido, quizá hubiera sido un saludo más efusivo, pero eran extraños para mi.
Cuando todo el mundo llegó y saludó, el coro de la escuela italiana cantó el himno de Italia. Y luego dieron varios discursos: el cónsul, el embajador, una mujer italiana premiada porque después de haber pasado muchos años en España era una figura del flamenco,... La verdad, es que no sé muy bien lo que dijeron, porque fue en italiano casi íntegramente y porque estábamos en la terraza. Una maravillosa terraza que da a la calle Agustín de Bethancourt. Allí vi a Mercedes Milá.
Tras un montón de aplausos, llegó la hora de la comida: un montón de especialidades italianas, pero una barbaridad: Prociuto de parma, otros embutidos, brochetas de marisco, raviolis, pollo, brochetas de ternera, queso (de 6 o 7 tipos, incluyendo parmesano), salmón, y dulces. Todo regado con vino blanco, rosado, tinto o agua. Lo que pude comer... Pero era impresionante como sacaban más bandejas a medida que las primeras se iban terminando...
Y luego, oh sorpresa, pusieron música estilo discoteca. Empezaron con clásicos italianos como "volare, cantare", para luego poner música actual (e incluso algo de pachangueo). Era divertido ver a la gente "tan formal" bailar y al final me animé, me uní a un grupo de italianos que no conocía de nada y allí estuve bailando con ellos.
Lo que empezó siendo aburrido y que daba un poco de vergüenza, terminó siendo una noche super-divertida. Lástima que fuese lunes, que si no...
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