miércoles, 5 de marzo de 2008
la mirada...
La lluvia golpeaba los cristales, pero ella no se daba cuenta. El frío transformó las gotas de agua en granizo, y ella no oía el repicar constante sobre la ventana. Los truenos comenzaron, se hicieron ensordecedores, y los rayos estallaban iluminando el cielo durante varios segundos, pero ella no lo oía. No era importante. Ella estaba en un momento distinto, un día distinto, un lugar distinto. Ella trataba de cambiar el pasado, intentaba invocar a algo, lo que fuera, de la naturaleza que fuese, que le ayudara a enmendar aquel error. Ella no estaba sentada en el borde de su cama, ella se encontraba perdida en aquellos ojos negros que le robaron la vida. Ella estaba abandonada en algún lugar desierto, al que nadie había llegado, sabiendo que esta siendo absorbida por una fuerza extraña, poderosa, y enigmática. Ella no veía la realidad, porque no existía para ella. Nada podía existir si no era dado por aquella mirada. Nada era real si antes no lo habían visto aquellos ojos negro. Y ella se sentía felizmente atrapada y angustiosamente liberada. Sabía que necesitaba sumergirse en aquella mirada pero sabía que sería su perdición. Pero ya había entrado, la marea la rodeaba y se dejaría ahogar, porque ya lo había decidido. Porque la elección fue hecha el día que no puede cambiar, el día que le gustaría no hubiera existido, el día en el que estuvo en aquella habitación, con aquellas personas, con aquella mirada que la sedujo y la maldijo con el amor.
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1 comentario:
¡Guau! Me encanta. Escribes fenomenal. Como puedes ver, sigo por aquí. Espero no dejar de leerte ni de escribir.
Chao!
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