miércoles, 29 de octubre de 2008

cuento de hadas improvisado

Había una vez...mmmhhh...en un lugar muy lejano (y de nombre desconocido, o por lo menos a mi nunca me lo han dicho, que no es que no quiera acordarme), había un...rey, eso, un rey. Y el rey estaba casado con la reina (seamos originales) y tenían una hermosa hija, la princesa (y para ser originales de verdad) y un príncipe muy valiente de noble corazón.
A ver, ahora tiene que pasar algo...si, ya está, el rey decide que la princesa tiene que demostrar que en un futuro sabrá reinar (porque en este reino no hay ley sálica y las mujeres pueden reinar) y decide plantearle dos problemas a resolver: debe encontrar a un pretendiente digno de ser el rey consorte y debe hallar una fórmula para mantener a los dragones lejos de la torre del homenaje. El segundo asunto lo resolvió rápido, pues aprendió de los campesinos, ya que estos debían mantener alejados a los dragones de los maizales si no querían palomitas de maiz. Colgó de las almenas estraños objetos plateados, bien bruñidos, que reflejaran la luz del sol, para deslumbrar a los grandes reptiles y que no pudieran acercarse sin sufrir un accidente (como explicación absurda puede valer).
Para enfrentarse al primer problema, el de buscar marido, tuvo que enfrentarse a sí misma primero y luego a su madre (que siempre son más comprensivas) y luego a su padre. Porque la cuestión era que tenía pareja (estable) desde hace más de un año, lo único que no cumplía todos los requisitos de su padre (por no cumplir, no cumplía ni uno) pero estaba muy enamorada. Así que se dijo: soy lesbiana, y le dijo a su madre la Reina: soy lesbiana y tengo novia, y le dijo a su padre el Rey: soy lesbiana y ya tengo novia. Ella se respondió, que aquello era lo que era y no podía ignorar su orientación sexual por heredar todo un reino. Su madre le respondió, hay hija mía, ven que te de un abrazo, y ¿cuando me la vas a presentar?, pero la reina le replicó, de todas formas, aunque sea muy buena chica y de muy buena familia, tienes que estar segura de que es lo que quieres porque a lo mejor sólo es una fase, eres joven y tienes que experimentar, pero a lo mejor dentro de unos años encuentrar un buen hombre, ¡si es que tu padre te ha metido mucha prisa!, ay mi niña... Su padre no le contestó, se limitó a mirarla despacio, serenamente, asimilando lo que acababa de oír, pero el rey replicó, te puedes acostar con quien te plazca, pero casarte has de hacerlo con un buen rey consorte hombre.
¿Y ahora qué?, ahora como resuelvo este follón... puede entrar en escena el valiente príncipe para salvar a la princesa, como si fuera un cuento tradicional.
La princesa muy sofocada, cogio el móvil de su alcoba y se sentó en lo alto de la torre del homenaje, donde ningún dragón podría molestarla. Y se quedó mirandó la pantalla negra del aparato decidiendo si debía llamar o no a alguno de sus múltiples pretendientes o debía enfrentarse a su familia y huir. Así la encontró su hermano, que había llegado corriendo, con la rubia melena al viento y dispuesto a salvar a su hermana mayor de cualquier peligro. Cuando la princesa le vio aparecer sudoroso y con las mejillas teñidas por el esfuerzo, no puedo evitar una sonora carcajada que liberó su espíritu de sus tensiones. Y esas malla azules, tan ajustadas y esa pose de ... no podía ser...Hermano, se atrevió a decir al fin, hermano, tienes una pinta de gay, con esos pantalones ajustados y esa melenita. Lo soy, replicó el Príncipe con una mezcla de orgullo y temor. Pues papá nos va a desheredar a los dos, continúo la princesa mientras que seguía riéndose a mandíbula batiente, porque yo les acabo de confesar que llevo más de uño saliendo con Lady Sarah. Si quieres, puedes casarte con mi novio, le ofreció el Príncipe, y yo me caso con tu novia. Y luego vivimos los cuatro en comuna y co-reinamos, coronó la Princesa sin poder frenar las carcajadas. Y comenzaron a reirse tanto, y a tal volumen, que contagiaron a los dragones, al personal del castillo, a los reyes, a los nobles, a los campesinos e incluso a los comerciantes...Y lo que parecía la mayor de las desgracias para el reino, terminó siendo el origen de la libertad y, por ende, fiesta nacional. Y fueron felices y comieron perdices, incluso los dragones.
(a lo mejor el final está pillado con pinzas, pero con estps personajes y los corsés de los cuentos de hada, creo que ha quedado bastante decente)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te he visto en un blog de cuentos
Me gusta mucho como escribes.
Leo

PAA dijo...

gracias!!