La autocensura es la peor de las censuras. Nos obligamos a nosotros mismos a controlar nuestras palabras, engañándonos y pasando por alto cosas que muchas veces son demasiado altas pomo para saltarlas.
Nos llenamos la boca de denunciar la injunta situación que padecen los cubanos, los chinos, los iranies, etc...porque no tienen acceso a internet y quedamos de brazos cruzados cuando a nuestros vecinos italianos les tapan la boca, autocensura mediante.
La modificación introducida en la llamada ley alfano, permite a cualquier agraviado por cualquier opinión vertida sobre él en cualquier medio (prensa, blogs, redes sociales) a reclamar una inmediata rectificación y, quien dio la opinión, ser multado hasta con 12.000 euros. Lo peor es que no se necesita de una orden judicial. Esto obliga a todos los blogeros y dueños de páginas webs y sitios a controlar lo que se publica en ellas: los comentarios y sus propias entradas.
Poquito a poco, para defendernos de nosotros mismos, el estado democrático nos va limitando y matizando las libertades que se consiguieron tras mucho esfuerzo. Que la libertad de expresión sea lo último que nos arrebaten, para poder gritar basta ya! cuando el vaso se colme.
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin NiemöllerPastor protestante encarcelado por los nazis desde 1937 a 1945 (1892-1984)
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