No me llames, que me recuerda lo mucho que te echo de menos.
No me escribas que memorizo cada sílaba y luego no tengo espacio neuronal para lo importante.
No me pienses, que siento cada uno de tus lamentos y ensoñaciones clavarse en mi alma.
Despojaré a mi cuerpo de cualquier resto de saliva o aliento que pudieras haber dejado. Limpiaré mi mente de nuestras intensas vivencias. Destaponaré la herida, para que la sangre fluya libre arrastrando la toxicidad de tu amor. Te apartaré a un lado, y suplicaré para que la diálisis sea efectiva retirando tus palabras, mimos y miradas, hasta que tu huella se borre de mi mano y mi paladar olvide tu sabor.
miércoles, 13 de enero de 2010
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