miércoles, 13 de enero de 2010

borrón

No me llames, que me recuerda lo mucho que te echo de menos.
No me escribas que memorizo cada sílaba y luego no tengo espacio neuronal para lo importante.
No me pienses, que siento cada uno de tus lamentos y ensoñaciones clavarse en mi alma.

Despojaré a mi cuerpo de cualquier resto de saliva o aliento que pudieras haber dejado. Limpiaré mi mente de nuestras intensas vivencias. Destaponaré la herida, para que la sangre fluya libre arrastrando la toxicidad de tu amor. Te apartaré a un lado, y suplicaré para que la diálisis sea efectiva retirando tus palabras, mimos y miradas, hasta que tu huella se borre de mi mano y mi paladar olvide tu sabor.

martes, 5 de enero de 2010

Ahora

Esta entrada es producto de un pensamiento casual (como todas) y causal (porque estaba viendo "The Bing Bang Theory", el capítulo de la máquina del tiempo). Por un instante he vislumbrado la esencia de la vida, eso que los humanos buscamos insaciables porque creemos que al ser inteligentes (tener procesos neuronales que nos permiten una complejidad de pensamiento superior a la de otros seres vivos) hemos de dilucidar: Todo se reduce a un instante.

(Hipótesis basada en que el destino no existe) Imaginemos que tenemos una máquina del tiempo, si quisiéramos viajar al futuro no podríamos, porque el futuro es lo que construimos día a día. Y aunque técnicamente fuera posible, si nuestros actos no están predeterminados, si podemos elegir, ese futuro no sería nuestro futuro. Asumo que este argumento se desmonta si somos capaces de tomar siempre las mismas decisiones, es decir, si siempre ante el mismo estímulos, podemos tomar una misma decisión, pero entonces nos moveríamos en la predeterminación, hacemos eso porque está escrito.
Y si viajamos al pasado, estaríamos rehaciendo el pasado, es decir, en ese momento nuestro presente estaría situado en un momento anterior, pero debido a nuestra existencia física-química-biológica cuya linea temporal es lineal, sin pausas ni saltos argumentales, estaríamos viviendo nuestro presente, no nuestro pasado, quizá el pasado de otros, pero eso ya lo hacemos cuando nuestros padres y seres queridos (o no queridos) nos imponen su visión del mundo forjada en su experiencia. (El mismo hilo de pensamiento podría aplicarse al futuro, también viviríamos nuestro presente)
Por tanto, la conclusión lógica es que sólo existe el presente, el instante ahora en el que estamos respirando. Donde todo es cierto, es como es y podemos tomar las decisiones que nos congratulen. Por eso disfrutadlo. Disfrutémolos, sea lo que sea lo que haya que hacer. Vivámoslo con intensidad, aunque sólo sea intercambiar oxígenos por dióxido de carbono.

(estos son los efectos de la sobredosis de glucosa navideña. feliz año, aprovechando)