Siento que te escurres de mi mano, que nunca te tuvo.
Siento que huyes, pero sin romper el candado.
Siento que te pierdo, localizándote con el GPS.
Cada vez que te acercas, estás más lejos.
Si estuviéramos atados, sería con una goma, porque respondemos a los movimientos con la misma Fuerza, pero de sentido contrario. Ora acercándonos, ora alejándonos, como la resaca del mar embravecido.
Te siento lejos, cuando vamos de la mano.
Pero te siento cerca, cuando estamos días sin hablar.
Paradojas del quiero y no puedo, del quiero pero no.
Paradojas de nuestro no-amor.
lunes, 14 de diciembre de 2009
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