Este es el gran misterio que perturba hoy mis pensamientos. ¿Pór qué la gente no avanza y se sienta? Es incomprensible. Después de estudiar el tema y leer la bibliografía he llegado a la concluisón de que el autobús puede descomponerse en dos mitades: la detantera, hasta la puerta de salida, y la trasera, lo demás. Y existe un muro invisible que cierra el paso a la parte trasera que sólo podemos cruzar los valientes. Una especie de hechizo que obliga a los menos aventureros a quedarse rezagados y no atreverse a dar ni un paso....
Y lo peor es que no estoy exagerando, he visto autobuses saltarse mi parada porque en la parte delantera (por dónde se sube), los pasajeros no podían respirar, pero lo fascinante es que la parte de atrás no es que tuviera el pasillo libre, no, peor, tenía asientos vacíos.
En esos momnetos es para decirles a los del pasillo: "mira, no te estoy ofreciendo el asiento, te estoy exigiendo por caridad humana que se sientes y dejes avanzar a la gente, para que los pobres que esperan en las paradas no terminen congelados." Y si se empecinan en no sentarse, por lo menos podrían no poner mala cara cuando te abres camino para ser solidario y pasar a la parte de atrás y que los que siguen fuera puedan también disfrutar del bús.
En este punto solicito la colaboración ciudadana, si a alguien se le ocurre una explicación razonable, por favor, que no dude en hacérmela llegar.
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2 comentarios:
Yo creo que lo que pasa es que la gente se apiada del conductor. El pobre hombre se pasa laaargas horas (de 70 minutos lo menos) sufriendo la soledad del conductor, sin poderse encariñar con nadie porque puede bajarse en cualquier momento. Entonces el pueblo llano se vuelca con él, literalmente, y le hace partícipe de su calor humano. Y los que se van atrás son unos insolidarios ¡hala! ¡Feliz Navidad!
ánda, claro, el espíritu navideño
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